El psicólogo y consejero Gerald
Rogers escribió este artículo cuando estaba divorciandose. "Después de
perder a mi esposa, que amaba, y los 16 años de matrimonio se esfumaron quiero
compartir las palabras que me hubiese gustado oír".
[*]Nunca dejes de respetar a la
mujer. Nunca la percibas como alguien que te debe algo. Cuando le propusiste
matrimonio le prometiste ser esa persona que con esmero protegería su corazón.
Ese es el tesoro más importante que alguien ha podido confiarte jamás. Ella te
eligió a ti, no lo olvides y recuerda que el amor no soporta la pereza.
[*]Cuida tu corazón. Así como
proteges a tu esposa, cuida y protege también tu mundo interior ¿de qué hablo?
Bueno, de que te ames tú mismo, y ames al mundo que te rodea pero no olvides
que hay una parte de tu corazón que debe estar consagrado a tu esposa y al que
nadie debe tener acceso. Que ese espacio esté siempre dispuesto para ella.
[*]Enamórate una y otra y otra
vez. Este mundo todo cambia y tú ya no eres tal como eras cuando te casaste, y
dentro de cinco años habrá cambiado mucho en ti. Así mismo cambia la percepción
que cada uno tiene del otro, pero recuerda una cosa: ella NO está obligada a
quedarse contigo. Si no cuidas su corazón y la relación, lo más probable es que
ella se vaya y no vuelva nunca. Conquístala cada día; cada día debe ser de
cierta manera, como el primero.
[*]Intenta ver sólo lo mejor.
Enfócate en lo que te gusta de ella, porque aquello en lo que centramos nuestra
atención tiende estar más presente cada vez. Si sólo tienes en cuenta sus
errores, entonces los verás a cada paso. Si en cambio te enfocas en ver lo que
te gusta, entonces dentro de algún tiempo entenderás que te has casado con la
mujer más maravillosa en el mundo.
[*]No intentes cambiarla. Tu tarea es amar a tu mujer tal y como es, sin expectativas de que cambie, y si ella cambia, ámala de todas maneras.
[*]Se responsable de tus propias
emociones. Tu esposa no está obligada a hacerte feliz, así como no depende de
ella si eres infeliz o no. Tú mismo eres responsable de mantener tus
sentimientos en equilibrio y ser feliz. Cuando eres feliz eso se ve reflejado
en la calidad de la relación.
[*]Si estás triste o enfadado no
culpes a tu esposa. Tus emociones son TUYAS, no las de ella, y eres responsable
de manejarlas correctamente. Nadie dijo que no las compartas, pero no debes
culparla.
[*]Permítele ser tal como es.
Cuando tu mujer esté triste, no trates de decir algo para cambiarlo, quizá te
preguntes ¿por qué? porque es mejor abrazarla y recordarle que estás ahí para
ella. Que ella sepa que tú estás dispuesto a escucharla, que es muy importante
para ti y que eres alguien en quien siempre podrá confiar en los momentos
difíciles. La naturaleza femenina es cambiante y rápida, como una tormenta
tropical que crece y golpea con fuerza para luego desaparecer. Si durante la
tormenta eres firme e inamovible ella sabrá que puede confiar en tí.
[*]No temas lucir tonto. No te lo
tomes todo tan en serio, ríete, y haz que tu esposa también se ría. La risa
alivia casi cualquier situación.
[*]Haz que se sienta como una
reina. Piensa en diferentes formas de expresarle tu amor (no hay que ser
demasiado "meloso", eso sí), Pídele que haga una lista de las cosas
que la harían sentir especial (e intenta hacerla realidad).
[*]Está presente. Dedícale no
sólo tiempo, sino una parte de tu vida. Haz todo lo posible para sacar de la
cabeza todo lo que estorba cuando compartan un tiempo especial juntos. Suena
extraño, pero muchos recomiendan tratar a la pareja como si se tratara de un
cliente muy valioso.
[*]Acepta su sexualidad.
Permítele estar en contacto con su esencia femenina. Déjala sentirse cómoda y
expresarse.
[*]No seas idiota. Y no tengas
miedo de parecerlo. Todos somos personas y es natural que nos equivoquemos. Lo
importante es aprender de los errores, no repetirlos.
[*]Dale su propio espacio. La
dedicación de las mujeres a su pareja casi siempre es envidiable pero ellas
también necesitan tiempo para estar con sí mismas. Tal como todos, a veces
necesitan salir de la vida cotidiana, buscar algo que les de fuerzas y las
renueve. Si no te opones a la libertad de tu esposa (y es que ella es libre),
ella será cada día más interesante, y estará más feliz.
[*]No tengas miedo de parecer
vulnerable. Comparte con ella tus miedos y sentimientos, ten el valor de
aceptar tus errores.
[*]Se honesto con ella. Si
quieres que ella te confíe sus secretos, entonces tú también debes compartirle
los tuyos, incluso aquellos que pueden causar dolor o miedo. Necesitarás de tu
hombría para poder abrirle todas las puertas de tu corazón, y deberías hacerlo,
porque es tu esposa.
[*]Crece como persona junto a
ella y con ella. Así como las aguas estancadas son un perfecto caldo de cultivo
para los mosquitos que portan la malaria, y tus músculos se atrofian si no los
usas, en las relaciones de pareja (como en todas) es necesario encontrar
intereses comunes, compartir los sueños e ir juntos hacia adelante, sin dejar
morir la dinámica, porque la rutina y el estancamiento matan el amor.
[*]No pienses sólo en dinero. El
dinero es como un juego y para ganar necesitas jugar en pareja, no uno en
contra del otro.
[*]Aprende a perdonar. No vivas
en el futuro ni en el pasado; no permitas que el pasado te atrape. No perdonar
los errores, sin importar quien los cometió, es un lastre que impide progresar.
El perdón es libertad.
[*]Elige siempre amar, elige
siempre amar, elige siempre amar. Al fin de cuentas este es el único consejo
que necesitas. Si el amor es la base de la relación hay en realidad muy pocas
cosas que podrían amenazar tu matrimonio, y esas cosas se pueden solucionar si
hay amor. El amor siempre gana.
Autor:
Gerald Rogers
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