. Pensamientos positivos o negativos, tú eliges. Según
Molina, «los pensamientos negativos generan una enorme cantidad de malestar, y
su manifestación común es la ansiedad». Los positivos, en cambio, provocan todo
lo contrario a nivel emocional. Así, con afirmaciones positivas, lograremos
modificar el pensamiento a través del uso del lenguaje. Se trata, prosigue esta
experta, «de que te creas lo que te dices, no solo que te quedes con las
palabras: "me quiero", "me valoro", "soy capaz"…
Hay que animarse a potenciar aquello que quieres atraer y tu pensamiento abrirá
el camino emocional que te ayudará a alcanzarlo», asegura.
2. Creando expectativas, acumulando frustraciones. Tendemos
a fijarnos demasiado en lo que consideramos que nos hace falta, y esto nos
dificulta poner atención en lo que somos, sentimos y pensamos en nuestro día a
día. No podemos saber lo que v a pasar de aquí a cinco años, pero sí podemos
gestionar adónde queremos llegar dando pequeños pasos desde el hoy. «La mejor
manera de no excedernos en nuestras expectativas será establecer pocas y a
corto plazo, al hacerlas alcanzables ganaremos confianza», asegura Molina.
3. La actitud determina el estado de ánimo. ¿Alguna vez has
tenido la sensación de vivir un día pésimo desde que te levantas hasta que te
acuestas? o, por el contrario, ¿no te ha pasado que de repente sientes que te
comes el mundo y que todo lo que acontece a tu alrededor parece estar en
sincronía contigo? «Lo que determina uno u otro es la actitud con la que nos
enfrentamos a él», afirma esta psicóloga. «El mundo según lo vemos no es más
que un reflejo de nuestro estado interior: cuanto más optimistas seamos a la
hora de interpretar lo que nos pasa, mejor valoración haremos de nosotros
mismos (autoestima) y mejor adaptación al medio tendremos. Por tanto, toda
actitud positiva comienza por tener una autoestima saludable».
4. Voluntad sin acción es papel mojado. Cuando nos sentimos
decaídos, lo primero que perdemos es la voluntad. «Sabiendo que la voluntad es
nuestra capacidad para decidir si realizar un determinado acto o no, ¿por qué
escoger quedarse en la oscuridad pudiendo ver la luz?», se pregunta Molina.
Para tener una buen a predisposición a la acción voluntaria ella aconseja ser
receptivo, priorizar los pasos, visualizar positivamente aquello que queremos
que suceda…
5. Salir de la zona de confort, definiendo zona de confort
como todo aquello que nos rodea y con lo que nos sentimos cómodos. ¿Cómo salir
de la zona de confort? Molina aconseja al respecto explorar nuevos horizontes y
dejar que la vida nos sorprenda. «Perder el miedo a avanzar, a descubrir nuevos
mundos y buscar oportunidades que nos aporten nueva sabiduría. Cuando decidimos
explorar más allá de los límites que nos autoimpusimos empezamos a entrar en lo
que se conoce como la "zona de aprendizaje"».
6. Quiero, puedo, me lo merezco. «Tenemos que tener claro
que lo que nos define no son las opiniones positivas que los demás puedan tener
o las críticas a las que nos veamos expuestos, sino la valoración que hacemos
de nosotros mismos. Es decir, de la autoestima», señala Molina.
7. Autoestima: camino al bienestar. Para hacer que mejore,
esta psicóloga recomienda que «nos aceptemos, tengamos confianza plena en lo
que hacemos, nos cuidemos a nosotros mismos, seamos autosuficientes
emocionales, aprendamos a poner límites, realicemos autocrítica constructiva,
sepamos que somos los únicos responsables de lo que nos pasa, nos dediquemos un
momento al día solo para nosotros, y apostemos por el sentido del humor, entre
otras muchas cosas que podemos hacer».
8. Aceptación, pero no olvido. No se olvida, se supera, dice
Molina. «Superamos relaciones, miedos, malestares, frustraciones, pérdidas y
heridas emocionales. Eso sí, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es
opcional y pensar constantemente en borrar nuestros recuerdos negativos no hará
más que hacerlos más conscientes», afirma. Por eso para que un malestar se
supere no podemos negar que exista, necesitamos admitirlo para cambiarlo»,
añade.
9. Críticas, ¿constructivas o destructivas? Lo que
diferenciará que una crítica sea catalogada de constructiva o destructiva será
la intención con la que se dice, las palabras que se escogen y la manera de
decirla. «Pero por muy destructiva que sea la crítica, si no se le da
importancia, no se vivirá como una ofensa». «Asimismo, cuando seamos nosotros
los que formulemos la crítica, no debemos ser apresurados a la hora de opinar,
debemos dejar claro el aprecio, basarla en el respeto, y expresarla en el
momento adecuado… además de ser conscientes de que el otro tiene derecho a
réplica», recuerda.
10. La comunicación, por último, como base del equilibrio
emocional. Resulta imprescindible saber comunicarnos, entendernos y
comprendernos los unos a los otros. Una buena o mala comunicación puede marcar
la diferencia entre tener una vida feliz o tenerla llena de problemas. Para que
la comunicación sea efectiva y emocionalmente sana partiremos de las siguientes
premisas: Tendremos la actitud adecuada, nos centraremos en un tema en
concreto, escucharemos con atención, nos expresaremos de forma clara y directa,
diremos lo que pensamos y sentimos, aceptaremos la opinión del otro, no daremos
nada por supuesto, preguntaremos, y seremos coherentes con lo que decimos y lo
que expresamos de una manera no verbal.
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